Hoy en día vivimos en un mercado repleto de productos que se parecen entre sí, luchando por una pequeña porción del pastel y de ese momento en que se marque un poco en la mente del consumidor, asimismo, son muchos los estudios científicos y económicos que aseguran que el comportamiento de las personas durante sus recorridos en las tiendas cambia según la comunicación establecida para cada producto.
A partir de ellas se han popularizado afirmaciones, por ejemplo, que la atención de los clientes potenciales no se capta desde la racionalidad y mediante argumentos, sino a través de manifestaciones que impacten de inmediato a la sensibilidad y emociones. Incluso en las sociedades más racionalistas, cuando sus miembros participan de una comunicación publicitaria e indirecta que cause emociones, se sienten más vinculados a la marca emisora.
El punto de venta es en este sentido un elemento clave al momento de definir o cambiar comportamientos, ya que desde él pueden manifestarse diversos estímulos para los consumidores que repercutan en su decisión de compra. Es importante diferenciar entre estímulos internos y externos. Los últimos son los más fáciles de manejar para las marcas, gracias a novedosas herramientas publicitarias como branding y marketing sensorial, que tiene mucha importancia en los supermercados.
Asimismo la correcta elección de los géneros musicales incitan a un mejor o no comportamiento de compra. El jazz, clásica o instrumental, al ser un género elegante y agradable, invita a la relajación, concentración y estímulo de conducta positiva en el comprador.